En estas últimas semanas me he puesto a hacer una pregunta tonta:” ¿A qué le tienes miedo? Hay que contestarla rápido, sin preguntas como una que surge de inmediato: ¿Políticamente? Y no. Sobre el momento que vives, sea de esto o de aquello que te preocupe.
Las respuestas son varias, las reiteradas: ¿Qué no habrá elecciones?..¿Que Chávez no se irá? ¿Por qué no estamos en la calle? Y los que se interesaban más, pensaban segundos: ¿Será capaz este país de olvidar?
Esa pregunta es lógica. Nos conocemos. Y la Venezuela que hoy nos cuesta mucho aceptar, la complaciente, la que levanta el puño en concentraciones, teatros, la que mendiga y se deja conducir sin autoestima, la que pacta obscuramente, la que calla ante el delito, la que teme, la que se arrodilla, la que mira con envidia y odio, esa no quiere siquiera pensar.
“Venezuela es un país de amnésicos. “ Usted ha escuchado eso. Pero… ¿es que alguno puede olvidar todo lo que Hugo Chávez ha hecho en estos años? Esa encuesta de Gallup que cuenta de una Venezuela próspera y feliz tiene que ser manipulada, fuera de tiempo, interesada.
Basta verle la cara a Venezuela.
Todos los días la morgue se llena de cuerpos que ya no volverán a sus brazos queridos, que han provocado lágrimas que quedarán sin secar en esos corazones, la perversidad y la venganza, instaladas en el discurso del poder, toca a todos. Al padre que trabaja en su taxi, al niño que es blanco de balas perdidas, a la muchacha que salía a trabajar, al estudiante que transitaba por su universidad, el ultraje, la humillación, el agravio, la mentira, han copado los sentimientos, lastimado el espíritu del país. La ignorancia se nutre de la amoralidad y se arrodilla, la amnesia es un recurso inconsciente. Un gobierno que abusa de la impunidad, que tiene una permisología absoluta con el delito, que se hace el loco con sus bandas armadas o encapuchadas o motorizadas, que desde el Tribunal Supremo de justicia, el mismo que gritaba brincando con togas y todo, “Chávez no se va”, niega ordenarle al gobierno a rendir cuentas, el mismo que no permite a la Universidad Central instalar puertas para su seguridad y llora hoy a otro universitario asesinado por tres hombres armados en moto, el mismo que aplaude cadenas eternas que niegan la libertad cuando le dé la gana a Chávez, que ha militarizado la administración, envenenado a sus hombres, contaminado a un pueblo bueno.
No nos está permitido olvidar. No nos está permitido dudar. No nos está permitido ser indolentes.
El voto es el único instrumento que tenemos. Hugo Chávez ha hecho todo para degradarnos y convertirnos en lo que él quiere y lo hará si no respondemos abrumadoramente con nuestra voluntad democrática. Hay que ejercer con ardor el oficio de ser venezolano. No nos queda otra.
Las respuestas son varias, las reiteradas: ¿Qué no habrá elecciones?..¿Que Chávez no se irá? ¿Por qué no estamos en la calle? Y los que se interesaban más, pensaban segundos: ¿Será capaz este país de olvidar?
Esa pregunta es lógica. Nos conocemos. Y la Venezuela que hoy nos cuesta mucho aceptar, la complaciente, la que levanta el puño en concentraciones, teatros, la que mendiga y se deja conducir sin autoestima, la que pacta obscuramente, la que calla ante el delito, la que teme, la que se arrodilla, la que mira con envidia y odio, esa no quiere siquiera pensar.
“Venezuela es un país de amnésicos. “ Usted ha escuchado eso. Pero… ¿es que alguno puede olvidar todo lo que Hugo Chávez ha hecho en estos años? Esa encuesta de Gallup que cuenta de una Venezuela próspera y feliz tiene que ser manipulada, fuera de tiempo, interesada.
Basta verle la cara a Venezuela.
Todos los días la morgue se llena de cuerpos que ya no volverán a sus brazos queridos, que han provocado lágrimas que quedarán sin secar en esos corazones, la perversidad y la venganza, instaladas en el discurso del poder, toca a todos. Al padre que trabaja en su taxi, al niño que es blanco de balas perdidas, a la muchacha que salía a trabajar, al estudiante que transitaba por su universidad, el ultraje, la humillación, el agravio, la mentira, han copado los sentimientos, lastimado el espíritu del país. La ignorancia se nutre de la amoralidad y se arrodilla, la amnesia es un recurso inconsciente. Un gobierno que abusa de la impunidad, que tiene una permisología absoluta con el delito, que se hace el loco con sus bandas armadas o encapuchadas o motorizadas, que desde el Tribunal Supremo de justicia, el mismo que gritaba brincando con togas y todo, “Chávez no se va”, niega ordenarle al gobierno a rendir cuentas, el mismo que no permite a la Universidad Central instalar puertas para su seguridad y llora hoy a otro universitario asesinado por tres hombres armados en moto, el mismo que aplaude cadenas eternas que niegan la libertad cuando le dé la gana a Chávez, que ha militarizado la administración, envenenado a sus hombres, contaminado a un pueblo bueno.
No nos está permitido olvidar. No nos está permitido dudar. No nos está permitido ser indolentes.
El voto es el único instrumento que tenemos. Hugo Chávez ha hecho todo para degradarnos y convertirnos en lo que él quiere y lo hará si no respondemos abrumadoramente con nuestra voluntad democrática. Hay que ejercer con ardor el oficio de ser venezolano. No nos queda otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu Comentario.
ISA DOBLES