“Me consumiré gustosamente al servicio del pueblo sufriente". Así termina el comunicado que leyó Nicolás Maduro, enviado por Hugo Chávez, después de su intervención quirúrgica en Cuba. Reconoce el operado que somos “un pueblo sufriente”.
Y hace lo que nosotros, los opositores, la mayoría, no queremos hacer ni le permitimos hacernos: consumirnos. Uno no sabe en realidad si ya había llegado después de firmar nuevos convenios porque la prensa cubana lo reseñaba el día antes:[i] La Habana.- El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, inició este miércoles una visita a Cuba para revisar con su homólogo cubano, Raúl Castro, millonarios proyectos en energía y telecomunicaciones que desarrollan ambos países, y reunirse con el líder comunista Fidel Castro. Chávez arribó en horas de la madrugada del miércoles al aeropuerto internacional José Martí, procedente de Ecuador, y fue recibido por el propio Raúl Castro, sin protocolo, según las imágenes de la televisión local. "El presidente Chávez nos visita con el objetivo de pasar revista a la marcha de los amplios vínculos bilaterales existentes entre Cuba y Venezuela", según un escueto comunicado.
Resulta muy extraño que se informe de una operación de emergencia un día después. Un absceso pélvico suena muy grande, casi aterrador. Según la información Chávez se repone con sus familiares y miembros de su gabinete. Uno pasa por “abscesos” en la boca, la definición es “acumulación de pus en alguna parte del cuerpo”.
El diagnóstico médico me aclara: “acumulación de pus en la pelvis por una apendicitis, diverticulitis, estas "perforadas" o infección de próstata, uretra o vejiga”. Claro, ningún cuerpo es igual a otro ni las condiciones tampoco. Lo que me resulta raro es que por más cerca que esté La Habana, y recién operado en su país de la rodilla, y apareciendo en la prensa declarando, además como portavoz del “Alba” informando sobre la Academia Militar que se instalará en Cuba, me suena como ilógico, como raro, que si tenía un absceso no se devolviera para una operación de urgencia. Que fuera operado allá cuando ya fue operado aquí con éxito y obviamente en manos de médicos venezolanos de su confianza.
Por supuesto que para un Chávez en campaña estas dolencias son fastidiosas, y dan miedo. Porque le recuerdan a uno que “uno propone y Dios dispone”, que hay inesperados que están más allá de uno. Y eso es difícil de aceptar por una mente como la de Hugo Chávez. Cuba está acostumbrada a estas cosas.
Las conjeturas tejidas alrededor de la gravedad de Fidel fueron parte de una estrategia bien articulada. Aquí nos quedamos, “por ahora”, con el absceso pélvico. Con su discurso de siempre, teatral, cursi, hay algo de amenaza a este pueblo “sufriente” porque se “consumirá”. ¿Por quién? Por ese pueblo.
Ya Chávez se recupera, regresará en unos días. ¡Que se mejore! En el camino se quedó sin corazón: se lo robó Dilma Russef según sus propias declaraciones.
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ISA DOBLES